Toda historia tiene un suceso previo, actualmente la humanidad está en un punto de perder el único lugar donde puede vivir. No se puede hablar de la idea de un mal gobierno o de empresas ambiciosas. Sin exponer las decisiones colectivas de la humanidad. Ya que los puestos políticos, en la mayoría de los países son decisiones de su pueblo y en donde no es así. Es porqué el pueblo no ha despertado, debido a que sin capital intelectual no existe riqueza. Por otra parte, olvidamos nuestro papel, como consumidores sin responsabilidad y con una visión de querer más, cada vez. Estas reflexiones iniciales las fui construyendo en mi carrera en Desarrollo Humano.
El Desarrollo Humano y los objetivos del milenio, fueron precursores de lo que hoy conocemos como la agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. En donde se le reconoce al ambiente y se deja de lado la idea que solo es un objeto inerte sin valor. Durante mis estudios observé grandes problemáticas, pero fue en mi trabajo en donde comencé accionar en sostenibilidad.
Aún recuerdo que un día como tantos, en donde me solicitaron cubrir un grupo. Una niña de nombre Lourdes, no terminaba sus actividades; Al observar que se le dificultaba leer y escribir platiqué con ella. Me comentó que le era muy difícil aprender, ya que en su casa la gran mayoría de los días sólo había un plato de frijol, posteriormente intenté motivarla, con el pasar del tiempo Lourdes egresó.
En el siguiente ciclo escolar comencé atender rezago educativo nuevamente. Al pasar los días me enteré que una de mis estudiantes de primero, era hermana de Lourdes de nombre María. Ella, al contrario de Lourdes es una niña muy activa.
Al momento que le solicite una libreta, María me volvió a contar la situación que pasaba en su hogar, le comenté que podría ser una libreta reciclada. Días después la llevó, poco a poco ella fue demostrando grandes habilidades, en ocasiones se frustraba con las actividades, pero no se daba por vencida.
Con el pasar de los meses, ya comenzaba a leer cada vez mejor, y su lógica era sobresaliente. Ella, al igual que muchas niñas y niños en mi primaria, siguen pasando por los problemas que generan una mala alimentación para su aprendizaje.
Fue allí donde nació mi camino en la sostenibilidad, analizando con lo que contaba la escuela. Lo que era un apoyo de gobierno para alimentación, conformado por: Leche, carne, atún, arroz, frijol, azúcar y sopa.
Y viendo que la sociedad de desayunos escolares, debía vender parte de esta despensa para comprar verduras y frutas. Me imaginé, la idea de construir una escuela sostenible, en donde se produjeran frutas, verduras, plantas medicinales, flores y se tuviera captación de agua. En favor de que se mejorará la calidad educativa y que para la niñez la escuela fuera una luz en su largo camino de la inseguridad alimentaria.
Luis Angel Colin, Maestro.
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